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Reseña literaria:
Un fabricante de ataúdes, Adrian Prójorov, consigue el sueño de su vida, comprar la casa de sus sueños. Se traslada a ella con sus hijas y su sirvienta y, uno de sus nuevos vecinos, un zapatero alemán, le invita a una fiesta, Adrian acepta. Una vez en la fiesta todos beben, quizá más de la cuenta brindando por todo lo que a cada uno se le ocurre, e incluso nuestro protagonista se aventura a realizar un brindis. El zapatero le dice a Adrian que brinde por la salud de sus muertos, pero esto le ofendió bastante. Al finalizar la fiesta Adrian llegó a su casa ebrio y enfadado, y se acostó nada más llegar a ella. Durante el sueño tiene una pesadilla en la que le dicen que murió una persona a la que él debía proporcionar un ataúd, más al retornar dentro de su casa, en ella vio a muchas personas, es decir, a muchos fantasmas de las personas que se enterraron con sus ataúdes y… y hay que leer el relato para saber qué ocurre con esos fantasmas.
En la redacción Pushkin hace algunas acotaciones comentando los estereotipos que otros autores hacen de los empleados de las funerarias.
La lectura discurre tranquila a pesar de ser un relato de terror, el cual gustará a los amantes del género.
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