«El rayo que no cesa», tiene como valor máximo la poesía que Miguel Hernández le dedicó a su amigo del alma, «Elegía a Ramón Sijé», la cual está considerada como una de las mejores elegías que se hayan compuesto en toda la historia de la poesía mundial.
Al margen de esta poesía compuesta con tercetos, y pocas más como la que abre el poemario, compuesta con cuartetas, todas las demás son sonetos, unos bellos sonetos con especial atención a algunos de ellos como el número 11, pues todos los sonetos de este poemario carecen de nombre y van numerados por orden de aparición en sus páginas.
Pero he de decir que, a pesar de todo ello, bajo mi particular prisma poético, pienso que este poemario no alcanza a tener la grandeza de otros poemarios del Miguel Hernández, pues todo él se queda falto de la garra y la fuerza que luce en otros poemarios, en los que, literalmente está dando la vida en ellos.
También he notado que, en este poemario no hace la propaganda republicana de la que en otros poemarios hace gala.
Miguel Hernández es uno de mis poetas preferidos, pero debo confesar que este poemario, El rayo que no cesa, lo encuentro bastante plano, aunque, por supuesto, es imprescindible leer.