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Reseña literaria:
Reedita Esdrújula ediciones (2020) «Raro de luna», penúltimo poemario del malogrado Javier Egea (el último, «Sonetos del diente de oro» quedaría inacabado).
Lo leo con expectativas muy altas y acabo algo decepcionado, aunque soy capaz de ver entre sus versos a alguno de los monstruos que llevaron al poeta granadino a acabar con su vida a la edad de 47 años.
Un poeta puro lleva siempre el suicidio como una espada de Damocles. Por lo general, y pienso en Baudelaire, se escriben versos para lograr que el suicidio sea estético y solo se produzca en el papel. Pero a veces la poesía no basta para combatir las voces o el dolor que viene de dentro.
La primera edición de «Raro de luna», hace 30 años, se volvió casi desde el principio un libro para coleccionistas, quizá por las ilustraciones de Rafael Alberti que acompañan a los poemas.
Veo el poemario irregular y solo los fantasmas que el poeta pretende exorcizar lo dotan de cierta unidad, pero sorprende gratamente la facilidad del poeta para unir en un solo poemario clasicismo y modernidad, sonetos y poemas blancos, romanticismo barroco y realidades infames.
Poco o nada academicista, Egea fue un poeta de calle muy comprometido políticamente. Esta reedición permite recordar la cruz del exitoso Luis García Montero y «la otra sentimentalidad» que ambos transitaron junto a Alvaro Salvador.
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