Dos amigos solterones, Higgins y Pickering, de clase alta, de los cuales Higgins tiene conocimientos de fonética, se encuentran con una joven vendedora de flores ambulante, y por azares del destino, toman el reto de conseguir que esa florista de bajo nivel social y con un habla de la jerga callejera, en convertirla en una señorita y hacerla pasar por duquesa de la aristocracia.
Su experimento lo concluyen con éxito, pero lo que no habían valorado y sopesado convenientemente, es que Elisa, (la florista), era una persona, y cuando esta toma conciencia de su nueva realidad, se enfada con ellos, pues ahora tenía apariencia de duquesa, pero no lo era y no podía mantener ese engaño a vista de toda la sociedad, se siente estafada y condenada a una vida que no era la suya.
Esta obra de teatro nos quiere poner de manifiesto que a una persona se le puede enseñar, pero no transformar o llegar a convertirla en una persona que no es.
El remate de este guion de teatro es una explicación final de la obra que no llega a ser del mismo nivel que la misma obra y que ofrece una información adicional totalmente fuera de lugar para el desarrollo de la obra.
En todo caso, esta idea de transformación de una persona, es un clásico de la literatura universal.