Este libro detalla que en enero de 1989 Don Piper venia en su auto cuando fue investido por un camión de dieciocho ruedas, lo declararon muerto y lo cubrieron con una lona; mientras solucionaban el congestionamiento de carros se presentó un pastor bautista al que Dios inquietó a que orara por el muerto, pese a la burla de las autoridades, el pastor obedeció, también comenzó a cantar y de pronto el muerto regresó y empezó a acompañarlo en la canción, le tocó el pulso a Piper y, sí estaba vivo, el pastor insistió a los paramédicos de que el hombre estaba vivo, estos fueron de mala gana pero se dieron cuenta que era verdad. Ahora bien, desde que lo declaran muerto y la oración del pastor lo resucita, transcurrieron noventa minutos, ese fue el tiempo en que Piper estuvo en el cielo, las cosas que él vio y sintió allí no se pueden describir con palabras humanas, porque pertenecen al reino celestial, solo los pequeños detalles que nos cuenta producen un gozo indescriptible que traspasa las páginas de esta obra...
Después se desarrolla el estado físico y emocional en que quedó Piper. Tras el accidente se sometió a treinta y cuatro cirugías, dolores terribles, depresiones..., con el tiempo su vida a sido un bálsamo para ayudar a otros.
Es una historia conmovedora llena de esperanza.