Quizás te resulte agradable la palabra «chocolate», pero para el autor de esta obra ¡no lo es!, porque, aunque utiliza términos azucarados como: golosinas, caramelos..., su mensaje lleva un tono de exhortación hacia todos los cristianos que son cobardes, y ponen muchas excusas con tal de no cumplir la tarea evangelizadora.
Él nos presenta a varios personajes bíblicos como si fuera la cartilla de un menú, tenemos: chocolates a la Rubén, a la Jonás, a Balaam, haciendo referencia a sus conductas endebles, que los califican para ser soldados de chocolates; en contraposición a ellos encontraremos otros personajes como Noé, Daniel, Pablo..., verdaderos héroes que si merecen ser llamados soldados del ejército de Dios, guerreros dispuestos a pagar el precio, determinados a sufrir el rechazo del mundo con tal de hacer la voluntad divina, militantes valientes que no los derritieron las fuerzas enemigas ni los obstáculos, porque contaban con el escudo celestial.
El libro lleva impreso en sus páginas el fuego ardiente del autor por llevar la luz en medio de la oscuridad, nos transmite entusiasmo y confronta a todos los pertenecientes al ejército de Cristo, a pasar de las palabras a la acción, que es lo que realmente define a un verdadero soldado.
Creo que todos los principios explicados, también son aplicables a cualquier logro que se desee alcanzar en la vida...