Esta es una historia totalmente diferente a todas las novelas de Francine porque la narrativa tiene bastante material bíblico en tono evangelizador, desde mi perspectiva muy acertado con la historia, el devorador de pecados es un hombre elegido por los habitantes de la comunidad pero no habita con ellos, cada vez que hay un muerto baja de las montañas y según las creencias debe cargar con los pecados del difunto en esta vida y en la venidera; en medio de todo encontramos a Fagan, un jovencito de catorce años y, Cadi una niña de diez años con una personalidad bastante madura. Ella está turbada porque hace tiempo ocurrió un accidente donde murió su hermana, muchos la culpan de la tragedia, Cadi desea liberarse, y para ello insiste en que debe buscar al devorador de pecados para solucionar su problema, con la ayuda de la señora Bletsung lo encuentra, pero resulta que él no puede hacer nada porque también necesita ayuda.
Al pueblo ha llegado un hombre que tiene un mensaje que dar, Cadi y Fagan van a escucharlo a escondidas, él les presenta al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, ellos deben compartir la información con todos, saldrán a la luz algunos pecados, lo maravilloso ocurre cuando muchos se deciden a creer en Jesús y sueltan aquellas cargas que los tenían atormentados.