Este poemario antológico se inicia con el archiconocido poema «La poesía es un arma cargada de futuro» y se cierra también con otra archiconocida poesía «Despedida», con la cual, puedo estar de acuerdo prácticamente en todo lo que dice, pues en no pocas ocasiones, hay que esperar a que alguien muera para concederle todo el valor que él mismo o su obra siempre han tenido.
La poética de este poeta español, es bastante variopinta a la hora de componer sus versos, pues igual nos encontramos unos versos cortos en arte menor, que unos versos largos que ocupan renglón y medio para poder escribirlos enteros.
Pero algo que me llamó la atención sobremanera, es que, en no pocos poemas, me daba la impresión que estaba leyendo prosa pura, y no porque los versos de sus poesías sean blancos y libres, sino porque no acaban al final del verso y no hay un encabalgamiento reconocido, es realmente como si fuera una prosa dividida en fragmentos pequeños en lugar de componerla en renglones enteros.
Pero esto, no quita mérito a la poesía de Gabriel Celaya, la cual hay que leer atentamente para «empaparte» de todo lo que en ellas nos quiere decir, y en esta antología de corte social, debo comentar que me ha recordado mucho a la poesía de urgencia de Miguel Hernández.