Don Cornelio un hombre mayor, tímido, gris, pero puntual y trabajador, su vida era muy aburrida y repetitiva, era un escribiente de una horrible notaría, a la hora de la merienda se sentaba en la plaza, pero nunca se relacionaba con nadie.
Un día se detuvo en una vidriera, y observó una gorda de porcelana; no dejó de pensar en ella y regresó nuevamente, ¡para su asombro la muñeca le guiño el ojo!, decidió comprarla, y se llevó a Fantasía, pero no la aceptaron en la pensión ni en el autobús, tuvo que llevarla a su trabajo, en el camino sintió alegría. La gorda de porcelana le sonrió en la oficina y lo invitó a dar un paseo volando, donde descubrió cosas maravillosas de la naturaleza, los animales...
Al llegar se encontró un jefe enojado, don Cornelio decide irse y nadie lo nota; se refugió en la plaza donde tuvo la valentía de hablar con una anciana, quien le ofreció un cuarto en alquiler junto con Fantasía.
Don Cornelio se convirtió en un hombre muy feliz, silbador, amistoso, vendedor de helados y castañas...
Es un cuento muy hermoso que no me parece nada infantil, sino que encierra grandes reflexiones para adultos: las conexiones son importantes, vivir la vida y disfrutarla antes que se nos pase el tiempo, haciendo lo que realmente nos da felicidad...