Es un relato fantasioso bastante breve, pero que también nos deja ver la cruda realidad que han vivido y siguen viviendo miles de niños en el mundo; sin dejar de lado las ilusiones que están presentes en sus corazones y que se avivan más en Navidad y fin de año.
El autor nos presenta el último día del año, en medio de mucho frío y a oscuras, una niña de cabellos dorados, caminando pero sin zapatos, tenía un delantal con unos pocos fósforos y un paquete que apretaba en sus manos, regresa muy triste y abatida a casa y sin dinero, pues nadie le había comprado fósforos, como sabía que su padre la golpearía, se detuvo en un espacio que quedaba entre dos casas, y allí pensó que podía calentar su cuerpo, encendiendo una cerilla, la frotó en la pared y mágicamente apareció una estufa enorme que calentaba sus pies, de pronto la luz se apagó. A medida que encendía las cerillas aparecían una mesa con un gran banquete y por último un arbolito de navidad enorme, de pronto las lucecitas se convirtieron en estrellas y una cayó del firmamento, era su abuelita muerta, como la niña no quería dejar a su abuela siguió encendiendo los fósforos y...
Un clásico que, aunque termina tristemente, es recomendable su lectura.