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Reseña literaria:
Al inicio de la edición que poseo del poemario, hay dos cartas. En la primera de ellas, fechada el 22-11-1912, Lisímaco Chavarría solicita Modesto Martínez que le realice el prólogo de su poemario y además le solicita que le ponga nombre. En la segunda, fechada en noviembre de 1913 Modesto le contesta el aceptando el encargo, pero esta carta nunca la leería Lisímaco, pues murió en agosto de ese mismo año. Triste historia.
En el poemario, como bien apunta el propio Lisímaco, se respira mucho aroma costarriqueño, pues utiliza numerosas palabras propias del español hablado en Costa Rica. Ahora bien, hay una poesía en especial en la que utiliza muchísimas palabras costarricenses, dando como resultado una poesía final con un intenso perfume costarriqueño, el cual anima a leer todo el poemario con detenimiento y saboreando todo él sin excepción, pues nos muestra un buen ramillete de palabras autóctonas.
Lisímaco utiliza versos clásicos en todas sus poesías, pues todas ellas tienen una métrica definida y una pulcra rima. Utiliza muchísimo el soneto y, además, también tiene numerosas poesías compuestas por cuartetos y serventesios.
Puedo decir que este gran poeta costarricense era desconocido para mí hasta hace poco, pero tras leer este poemario, ya estoy en busca de otros poemarios suyos en los que poder deleitarme con su lectura, la cual, recomiendo a todos, por supuesto.
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