Miguel Hernández llegó a ser uno de los más grandes poetas de toda la historia, pero, como todos los poetas, también tuvo un inicio, y ese fue el presente poemario, Perito en lunas.
En este poemario encontramos a un Miguel Hernández algo «imberbe» poéticamente hablando, pues está muy lejos de sus desgarradoras poesías dedicadas a su esposa, a su hijo, a sus ideales, esos que marcaron su faceta más conocida e impresionante como poeta, y en el caso de la poesía de guerra o de urgencia, marcaron un fuerte compromiso con los ideales, los mismos que lo llevaron a prisión.
Perito en lunas, son una colección de cuarenta y dos poemas compuestos íntegramente en octavas reales, aunque no todas están distribuidas de manera ortodoxa, pues, aunque mantiene el pareado final, los seis primeros versos los rima de muy diferentes maneras, alejándose de las clásicas rimas alternas.
Ninguno de los poemas tiene nombre y sólo van numerados, así diré que en el discurso del poema XXXV pone expresamente el título del poemario, «Perito en lunas», y en el mismo, la palabra «luna» la repite nueve veces.
Sin lugar a dudas, es un poemario de juventud, donde los temas del campo y el amor aparecen con cierta frecuencia y, que hay que leer para tener una mejor visión de conjunto de este grande de la poética mundial.