En este excelente poemario el autor, Leo Buquet, nos muestra con visión actualizada las cotidianidades que lo rodean en su andar por la vida, la esencia de disímiles pormenores que pasamos horas tratando de encontrar y casi nunca contamos con esa dicha, y la madurez de un joven literato que paso a paso va haciéndose de un lugar en la élite de las letras en Cuba.
El soneto y la décima son las armas a las que acude durante su trayecto en el cual nos aglutina con permanencia dado que domina prácticamente a la perfección las mencionadas estructuras poéticas agregándole diferentes figuras literarias e imágenes que nos colocan en el plano de lector – escritor, algo bien difícil de lograr.
El lenguaje que porta esta obra no es para nada rebuscado por lo que logra enzarzar al lector en su aventura versada y llevarlo a alimentarse de ella con objetivos claros. En mi modesta opinión estamos en presencia de las versiones renovadas del soneto y la décima sin desechar su estilo clásico con el que siempre se verán glorificados los excelsos cultivadores de ellas: Garcilaso, Petrarca, Lope de Vega; así como Espinel, Violeta Parra y Alexis Díaz Pimienta, por solo mencionar algunos.