Nos encontramos ante un poemario muy extenso que contiene setenta y cinco poesías, las cuales no tienen nombre y se identifican tan sólo con un número de orden en números romanos.
También cabe apuntar que los versos son heterométricos, hasta el punto que, sin ningún tipo de problema, compone un verso con una sola palabra bisílaba y a renglón seguido utiliza un verso pentadecasílabo simple, con la dificultad que eso implica a la hora de leerlo, y mucho más, de recitarlo.
En el poemario utiliza multitud de palabra «extrañas» cuyo significado se llega a desconocer por completo, con lo que eso supone de complicación a la hora de leer cualquier texto literario, pues se debe recurrir al diccionario constantemente. Además de utilizar palabras no recogidas en el diccionario, desconociendo si pertenecen a alguna lengua autóctona o son inventadas por él.
Todo este conjunto hace que, la lectura se vuelva algo lenta y pesada, llegando incluso a ser molesto y aflorar la sombra de querer abandonar su lectura.
Realmente, de este poemario no puedo recomendar su lectura pues no ha llegado a tocar mi fibra poética, pero como dicen que es el mejor o uno de los mejores poemarios de César Vallejo, hay que leerlo para conocer de primera mano lo que el mismo puede ofrecernos.