Estamos ante un poemario reivindicativo, en donde la promotora del mismo Ana Matías Rendón, con el mismo quiso rendir un homenaje a 43 estudiantes que desaparecieron de la escuela Normal Rural «Raúl Isidro Burgos» de Ayotzinapa, en el estado de Guerrero, México.
Los 43 poetas que integran este poemario, que simbolizan a los 43 estudiantes desaparecidos, cultivan diferentes técnicas y maneras de entender la poesía. Incluso una de esas «poesías» llega a no serlo, pues se identifica más con un texto en prosa que incluye puntos de referencia. Hay poetas de distintos países como España, El Salvador, Uruguay y México, y los poemas están compuestos, además de en español, en diferentes lenguas indígenas como la maya, mixteca, mixe o zapoteca, entre otras, pero todos con su traducción al español.
Los poemas no se rigen por ninguna preceptiva poética y, todos son de versos blancos y libres, en algunas ocasiones demasiado libres. Pero lo que sí tienen todos en conjunto, es una gran pasión en todos sus versos, pues el poemario así lo requería.
Sin ser uno de los mejores poemarios que he leído, ha sido una manera de encontrarme con otras culturas, otras formas de hacer y con un sentimiento que está por encima de todas las reglas y directrices poéticas.